Cuando no te das cuenta de que te sientes mal…

Y dirás tú: ¿cómo no me voy a dar cuenta de que me siento mal…? ¬¬

Parece inverosímil pero es algo que ocurre con mucha más frecuencia de la que crees.

Hay una cosita que se llama “adaptación al estímulo” y consiste precisamente en que ante un estímulo prolongado de la índole que sea (un sonido tipo pitido por ejemplo, o un olor) nuestro cerebro deja de prestarle atención.

A veces tenemos que recordar que el estímulo está ahí para volver a percibirlo, o incluso recordándolo puede que tampoco lo percibamos.

Típica situación en la que entras en una habitación que huele raro, pero si permaneces en ella un rato, dejas de oler ese extraño aroma. Tienes que salir de la habitación para volver a notar el olor.

O cuando hay un ruido de fondo de una máquina, o una vibración, dejamos de percibirla hasta que de repente volvemos a notarla porque nos acordamos.

Pues este tipo de cosas sucede también con sensaciones en el propio cuerpo.

Yo recuerdo una vez hace ya tiempo que me fui de viaje un par de semanas y casi desde el principio se me fastidió el estómago.

El caso es que “me acostumbré” a sentir una mínima molestia todo el rato. De hecho, cuando tiempo más tarde se me pasó, ya de vuelta en casa, recuerdo que pensé algo así como “Había olvidado lo que es que no te duela el estómago, lo que es tener un apetito normal y que no estés incómoda después de comer”.

La gente se acostumbra a que le duela la cabeza, o a levantarse cansada cada mañana, o a tener gases, o a que el estreñimiento sea su día a día, a tener granitos, a resfriarse al menos una vez cada invierno…

No digo que esas personas no estén fastidiadas, pero a la larga “normalizan” la situación, no se la cuestionan ni se les pasa por la cabeza que pueda ser de otra forma.

“Es que yo soy de estómago sensible”

“Uf, es que tengo mucha alergia”

“A mí es que todo me da gases”

“Bueno, ya tocaba el primer resfriado, como está empezando a hacer frío…”

Mentira.

A ver, vale que puedas tener un cuadro patológico concreto que te haga más sensible o susceptible a ciertas cosas, pero en la inmensa mayoría de los casos (alergias, granos, estreñimiento, dolor de menstruación, migrañas, gases…) el problema es de alimentación y estilo de vida en general.

Así de simple, sí.

Y sin pastillitas ni tonterías.

Pero la gente no lo sabe y se convence de que es “lo que le ha tocado”, se acostumbra a vivir sin energía o con dolor o lo que sea, y adapta su vida a esas circunstancias como buenamente puede

Por esto hago un llamamiento para que, si te has identificado con alguna de las “dolencias” o molestias que he mencionado, o si tienes alguna otra similar, reflexiones un momento y tomes acción.

Es más, si piensas que está todo bien, aun así escanéate, analiza tu día a día general, compárate con otras personas que conozcas y conviértete en un detective por un rato.

¿Y qué significa tomar acción exactamente?

Pues en esencia significa mejorar tu alimentación, moverte más, conectar con personas y adquirir algunas costumbres saludables en tu cotidianidad.

Tranqui, poco a poco 🙂

Mi consejo es empezar por aquello que menos trabajo te cueste.

Si es moverte, pues muévete.

Si es la alimentación, pues eso.

Pero ve tocando todas las áreas en algún momento.

Nota: si tienes alguna dolencia chunga de verdad, comer alimentos reales es lo que más te va a ayudar, por lo general, a corto plazo (y a largo también, pero me refiero a que quizá si quieres motivarte con resultados tempranos, priorizar la comida es la mejor opción).

Y todo esto que te digo te lo cuento desde la experiencia

Porque yo antes de cambiar mi alimentación y estilo de vida me sentía mal, aunque había normalizado muchas cosas (las cuales las he comentado prácticamente todas ya más arriba).

En mi caso empecé por el ejercicio y algunos años después la alimentación.

Os aseguro que es alucinante cuando dejas de sentirte mal. Es cuando verdaderamente tomas consciencia de cómo te sentías antes y la maravilla que es dejar eso atrás.

Yo aluciné sobre todo con el incremento de energía (antes siempre andaba cansada), con olvidarme de los dolores de regla y con la desaparición de los dichosos granitos que tenía por la cara y la espalda.

Me encantaría escuchar tu historia si has pasado por algo parecido y has tenido una especie de “resurgimiento” o “renacimiento” después de cambiar tus hábitos 🙂

Soy toda ojos ^^ (para leerte).

4 comentarios en «Cuando no te das cuenta de que te sientes mal…»

  1. Siempre he pensado que estamos tan influenciados por la vida en piloto automático que todos llevamos, que el cuerpo y la mente se acostumbra incluso a aquello que le es desagradable.

    Ya las personas apenas tienen tiempo de escucharse a sí mismas y las respuestas que su cuerpo y su mente emiten.

    ¿Y sabes lo peor que tiene todo esto? Que luego aparecen las enfermedades graves. Y entonces es cuando nos preocupamos, nos ponemos a buscar soluciones y a intentar cambiar cuando ya es muy difícil conseguirlo.

    Te invito a leer el artículo que publiqué en mi blog sobre el gran problema de llevar una vida en piloto automático (http://bit.ly/2dkLMsW).

    Un abrazo y muy bueno tu artículo.

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    • Hello Antonio 🙂

      Sí, totalmente de acuerdo. Ese dichoso piloto automático es una enfermedad silenciosa casi. De ello justo hablé en mi artículo anterior (https://www.felicidadexplosiva.com/para-y-escuchate/); fíjate tú que parece que nos hemos sincronizado con los escritos jaja.

      “No tengo tiempo” es la excusa más sonada, desde luego. Yo digo que si no tienes tiempo para hacer aquello que te interesa y te importa de verdad… es que algo va mal, algo no estás haciendo bien, o quizá es que “eso tan importante” no lo es de verdad para ti…

      Exactísimo, al final en la mayoría de las ocasiones no reaccionamos hasta que se rompe el saco. Más vale tarde que nunca, dicen 🙂 Yo pienso que debe influir irremediablemente lo que la gente tiene aprendido (y lo que no), y creo que sencillamente no sabemos cómo meterle mano a ciertas cosas. Igual un día lees algo o conoces a alguien y se te ilumina la bombilla, pero hasta entonces sigues vagando cual zombie…

      Muchas gracias por compartir tus ideas por aquí, Antonio 😉

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  2. La fuerza de la costumbre… definitivo, super tu articulo… llegue aquí gracias a Marina de PsicoSupervivencia..

    Saludos desde Mexico

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    • Hola Álvaro ^^

      Me alegro de que te haya gustado el artículo. Es genial poder divulgar este tipo de cosas y que de alguna forma hagan removerse algo por dentro a la gente, para así darse cuenta de lo que ya estaba pero no se había visto aún 🙂

      Me encanta Psicosupervivencia y Marina es una crack de las buenas, se aprende mucho con ella 🙂

      Saludos desde España, Álvaro!

      Y gracias por pasarte y comentar 😉

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