¿Por qué lo que comes importa tanto?

Durante mucho tiempo yo viví completamente despreocupada de lo que comía.

No me planteaba si estaba comiendo mucha o poca carne, o si me pasaba con el azúcar, o si consumía suficiente verdura, o si las cantidades eran las correctas…

Sencillamente comía lo que acostumbraba y guiándome principalmente por el sabor y mi apetencia.

Esta despreocupación e intuición a la hora de alimentarme probablemente habrían sido suficientes en un mundo que no estuviera saturado de productos artificiales, procesados, desodorizados, aromatizados, mega-ultra-requete-toqueteados…

Pero lo que es en el mundo actual, no.

Y ahí está el problema. O nos involucramos un poco en aprender los conceptos básicos para comer bien, o estamos condenados a seguir conductas de alimentación guiadas por toda la mierda que le ponen a lo que cada vez más se entiende por comida.

Al final, nuestro cuerpo se vuelve loco y no sabe ya que es blanco o negro, solo sabe que NECESITA comer más de esas cosas chungas. Acaba drogado y hecho polvo.

Por tanto, alimentarse adecuadamente no solo es para “gente que hace dieta” o deportistas.

No somos un pozo sin fondo que funciona a la perfección independientemente de lo que le metas

Comer no solo es pegarle un “petardazo” al cerebro con dulces o aditivos (porque en muchas ocasiones eso que comes NO ESTÁ BUENO, pero aprendes a que te sepa bien porque inmediatamente te da un subidón de placer brutal).

Igual que si te bañas en un lago infectado de lo que sea puedes estar buscándote una bonita enfermedad, si te introduces “alimentos” de mierda, también puedes estar buscándote alguna bonita enfermedad (o como mínimo un desequilibrio y malfuncionamiento).

¿Cuál es el principal problema?

Que la mayoría de las personas no es consciente de que eso que come es malo, ni tiene idea de lo que puede estar haciéndole por dentro.

Y ya se encarga la industria alimentaria de bombardearte con ideas falsas de lo saludables que son sus productos y, por supuesto, de crear anuncios y publicidad que van directamente a tu cerebro emocional (que te entran ganas de comerlo fervorosamente, vamos).

Como además la gente está drogada y solo piensa en seguir en la rueda de comer eso y lo otro… Pues se masca la tragedia.

¿Pero qué impacto tienen realmente los alimentos en nosotros?

Básicamente, los alimentos contienen nutrientes (o precursores de los mismos) y esos nutrientes juegan multitud de papeles en nuestro organismo, a saber:

1- Funcionan como bloques estructurales

“Somos lo que comemos”, ¿te suena?

Literalmente, lo que comes pasa a formar parte, tarde o temprano, de lo que eres físicamente

Desde esa piel que quieres que luzca lisa y luminosa, hasta la mucosa del estómago.

Constantemente nos estamos autoperpetuando gracias a la autopoyesis.

Renovamos hasta casi la última célula del cuerpo. Adivina con qué vas a renovar si comes caca…

Esto significa que pasado un tiempo comiendo porquerías, serás, literalmente, un ser humano de porquería.

¿Empiezas a atisbar la importancia de alimentarte en condiciones?

2- Intervienen en procesos fisiológicos/metabólicos/de defensa

Todos los eventos que tienen lugar en nuestro interior para hacer que sigamos vivitos y coleando van a utilizar como sustrato o como potenciador o como energía esos nutrientes que ingerimos.

Así que si te gusta hacer bien la digestión, tener una circulación sanguínea de primera o defenderte “como Dios manda” frente a patógenos, virus y todo aquello que puede hacerte pupa, me temo que necesitas contar con buenos nutrientes.

Céntrate por ejemplo en tu sistema inmunológico.

¿Prefieres tener un ejército de gordos que se asfixian, con armadura de tela y armas de madera, o un súper ejército de espartanos mega-fuertes, con armaduras y armas de última tecnología?

Pista: comiendo caca no proliferan los espartanos…

3- Son fuente de energía

Tanto para construir esas estructuras que nos forman, como para llevar a cabo todos esos procesos que realizamos constantemente, necesitamos energía.

Los alimentos también nos la aportan.

En temas de energía es donde quizá menos se nota el impacto de comer mal, ya que normalmente los productos procesados que solemos llamar comida son ricos en energía (pero pobres en nutrientes).

En cualquier caso, no te sale rentable meterte demasiada energía, y menos si viene acompañada de sustancias tóxicas.

Así que, para resumir estos puntos:

Lo que comes pasa a formar parte de ti, te da energía y te ayuda a combatir enfermedades o malfuncionamientos del organismo

Por tanto, cómo nos alimentamos constituye una parte imprescindible para construir nuestra salud.

Insisto:

Si comemos mierda, nos convertimos en mierda, y no podemos pretender estar sanos si nos autoperpetuamos a base de porquería

Lo que le metes al cuerpo no solo sirve para darte energía y además puede introducirte sustancias agresivas o tóxicas que te hacen la vida más difícil que otra cosa.

Sé que soy pesada, pero la ocasión lo merece.

Por favor, dedica aunque solo sea unos minutos a darle una vuelta a esto que te he contado.

Comer bien no es complicado una vez que tienes claro cuál es el contexto en el que te mueves y la influencia de tu entorno y de las industrias.

Y si necesitas inspiración o más fuentes de las que beber conocimiento de calidad, hay muy buen material rulando por la red.

Solo tienes que volver a lo básico: comer verduras y hortalizas, frutas, pescado y carne de calidad… Y alejarte de todo lo artificial y empaquetado.

Bon appétit!

Deja un comentario