Como te comentaba en otro artículo, somos animales, concretamente Homo Sapiens Sapiens, y como tales tenemos una serie de necesidades, un comportamiento común, una fisiología parecida, unas preferencias y prioridades similares…Vamos, que somos humanos y tenemos muchos más elementos comunes que diferencias, por mucho que a veces existan personas que veas a años luz de ti.
Como seres humanos que somos, hay 3 grandes cosas que impepinablemente (no, esta palabra no existe, pero yo creo que se entiende :P) son propias de nosotros y por mucho que nos empecinemos en que no, seguirá siendo un SÍ como una casa: la alimentación, el movimiento y el componente social. Los 3 son igualmente importantes.
1- Somos una especie que tiene una alimentación concreta, como cualquier otro animal tiene la suya
Es cierto que tenemos la habilidad de adaptarnos a múltiples fuentes de alimento, lo cual nos permite sobrevivir en muchas circunstancias. Pero ello no quita que a la larga (o no tan larga, depende de lo que nos metamos por la boquita), si no comemos aquello que mejor sabemos aprovechar y que nuestro cuerpo conoce, vamos a empezar a tener problemas. Y eso es justo lo que estamos viviendo en la actualidad, con la invasión de productos creados por nosotros mismos, intentando supuestamente mejorar lo que ya existe de manera natural. Son ganas de complicarse la vida a lo tonto en realidad, pero la historia va más por un tema de intereses comerciales que otra cosa (échale un ojo a este artículo del blog Fitness Revolucionario, todo un referente en el mundo de la salud, 100% recomendado).
2- Somos movimiento
Tal cual. Estamos hechos para movernos. Necesitamos movernos y si no nos movemos nos estamos quitando un elemento imprescindible en nuestra vida. Es verdad que así a primera vista podría parecer que tampoco es tan importante, porque total, no nos morimos de un día para otro si no nos movemos; mientras que si no bebemos aguantamos poquísimo. Vale, te acepto que los daños colaterales visibles de no moverse sean más a largo plazo, pero los hay también a corto plazo, y si bien es cierto que son más sutiles, están ahí, provocando cambios en nuestra biología, incrementando exageradamente la probabilidad de padecer múltiples enfermedades y mermando en igual medida nuestra capacidad de hacer frente al mundo a todos los niveles (mental, emocional, defensivo…). No nos damos cuenta pero dejamos de poder movernos de muchas maneras, y ello trae consigo dolores, lesiones, frustración por incapacidad corporal o por no poder disfrutar de juego con niños o con mascotas o con nuestros amigos. Lo que no usas, se muere, así de duro. Cada día un poquito. No creo que quieras ver morir a tu cuerpo poco a poco, ¿verdad?
3- Somos seres sociales
Independientemente de que te guste más o menos compartir tu tiempo con otras personas, de que tiendas más a la introversión o extraversión, de que te encante la soledad y disfrutes de ello, necesitas relacionarte. El nivel lo pones tú, pero ya te digo que no vale que sea cero. Aunque te conectes de manera más virtual que real, no importa, pero no te aísles. Y aun así, en algún momento te va a venir bien encontrarte con personas en el mundo real, sin pantallas y con la posibilidad de hacerles cosquillas si quieres.
Con estos 3 puntos hemos cubierto ya una parte importante de lo que somos, y si consigo que comprendas de verdad la importancia de estos 3 de momento, me doy por satisfecha 🙂
¿Qué más cosas somos todos?
Seres emocionales, muy relacionado con el punto último anterior, de componente social. Nuestras emociones tienen un peso bastante superior a nuestra razón, te lo aseguro. Otra historia es que hayas aprendido a ignorar esa parte emocional, o a luchar contra ella. El tema es complejo y desde luego no es resumible en un parrafito. Quédate de momento con que lo que sientes tiene un peso, y gordo.
Otra súper-hiper-mega-importante: somos CAMBIO. Estamos cambiando constante e incesantemente. Cada molécula que nos integra. Somos capaces de autoperpetuarnos, de renovar nuestros tejidos, de curarnos. Estamos constantemente intentando mantener el equilibrio en un mar de olas gigantes. Y por supuesto, esto se extiende a nivel cerebral y, por ende, mental. Nuestros gustos cambian, nuestros valores también. Nos cambia el humor, el carácter, nuestra forma de enfrentarnos a determinadas situaciones… Es decir, cambiamos física y mentalmente. Normalmente son cambios progresivos, pero a veces pueden ser bastante drásticos. A veces cambiamos realmente, mientras que otras, solo aparentemente, pues lo único que ocurría es que actuábamos como si fuéramos otra persona y, en un cierto momento, matamos a ese impostor y dejamos surgir nuestro yo natural (menos mal).
Y esto es, a grandes rasgos, lo que considero que somos todos, sí o sí 🙂