Muchas personas piensan que estar sano quiere decir que no tienes enfermedades.
Evidentemente, si padecemos una enfermedad no estamos sanos, pero carecer de un cuadro clínico no es la única condición para considerar que tienes salud.
Es más,
Una persona que conviva con una enfermedad crónica puede estar infinitamente más sana que otra que no tiene enfermedad alguna
Todo depende de lo que se cuide cada una y de cómo estén las demás variables influyentes en el tema de salud.
Precisamente, ya hablé en otra ocasión acerca de que a veces uno no se da cuenta de que se siente mal porque se acostumbra a que la “normalidad” es ese estado que vive cada día (aunque sea con dolores de cabeza, gases, cansancio y falta de energía…).
Una de las principales fuentes de salud es la alimentación
Que además es de conocimiento público aunque la gente no lo aplique en su vida o no sepa cómo.
Pero no cualquier alimentación, sino aquella que consista en comida real y no en esos “productos comestibles” que cada vez nos venden más, intentando hacernos creer que son saludables.
La otra fuente de salud, archiconocida también, es el ejercicio físico
O el entrenamiento, hacer deporte… como quieras llamarlo.
Yo prefiero usar el término “movimiento”. No me canso de decirlo:
Somos movimiento y si no nos movemos dejamos de ser, poco a poco, lo que somos
Te conté también que siempre estamos aprendiendo. Constantemente. Tanto consciente como inconscientemente. Un detalle al respecto de esto que no comenté, aunque es bastante obvio, es el tema de la repetición.
Cuanto más repites algo: un pensamiento, una emoción, una postura, un movimiento, una frase, una reacción ante una situación concreta, un “no-hacer-nada”… más lo integras y mejor lo haces
Como comenta Robert en su blog “Hacer sin Hacer”: cuanto más haces algo, más haces algo; cuanto más te mueves, más te mueves; el cuerpo mejorará en lo que hagas… o en lo que no hagas 🙂
Simplemente tenlo en cuenta ^^
Así pues, digamos que para tener salud necesitamos un “input” (o entrada) de alimentos (reales) saludables y un “output” (o salida/ejecución) de movimiento o actividad física.
Es decir, necesitamos introducir en nuestro cuerpo el material adecuado para funcionar bien, y luego debemos usar dicho cuerpo para evitar su atrofia (lo que no se usa, el organismo lo elimina por economía energética).
Además, parejo a la actividad física va el descanso, muchas veces infravalorado.
Si no descansamos, impedimos que se lleven a cabo los procesos de reparación y renovación de tejidos, de limpieza de residuos y tóxicos, de fortalecimiento y creación de estructuras…
De modo que por mucho que te alimentes lo más saludable del mundo y te muevas cada día, si luego no descansas empezarás a tener problemas.
Pero aparte de estos inputs y outputs que he comentado
Hay más cosas que influyen en nuestra salud
+ Una de ellas es la calidad de las relaciones sociales
Somos seres sociales mucho antes que seres racionales, e incluso puede que antes que seres emocionales
El aislamiento social o las relaciones tóxicas hacen mucho daño, mucho.
De ahí que te hablase en otro artículo acerca de las personas y los amigos de los que te rodeas. Porque a veces seguimos por inercia junto a personas que nos hacen daño y es nuestra responsabilidad el tomar la decisión de seguir nuestro camino sin ellas.
Y de ahí también que te recomendase algunas actividades para conocer gente y compartir momentos en comunidad (y si puede ser en movimiento, mejor) 🙂
Pero aquí no termina el tema de la salud, no.
+ Otro factor muy importante que no suele tenerse en cuenta es el nivel socio-económico y socio-cultural de la persona
Una persona pobre y/o imbuida en un contexto cultural que aboga por hábitos poco saludables (por ejemplo que impida a algún colectivo que pueda tomar el sol o se entrene físicamente, o que promueva comida poco saludable…) lógicamente va a tener más problemas de salud que otra persona que viva en un medio natural con una comunidad tolerante, abierta y concienciada con una buena alimentación.
Este contexto va a influir irremediablemente en la carrera profesional y la situación laboral de la persona, ambos factores también del estado de salud.
La salud, en definitiva, viene determinada por elementos más físicos y tangibles (alimentación, deporte…) pero también por cuestiones más abstractas y muchas veces fuera del rango de actuación (a priori) de la persona (aspectos psicológicos, socioeconómicos, culturales, espirituales…).
Como puedes ver, tener salud es un concepto que va mucho más allá de “come bien y haz ejercicio”
Es algo bastante complejo y cuyas variables afectan en peso de manera diferente a cada persona, según su personalidad, su historia, su estado fisiológico, sus fortalezas y debilidades, su entorno, etc.
Mismos factores para todos, distinto peso de cada uno según nuestro caso particular.
Somos diferentes. Somos especiales. Cada uno tiene su historia, sus porqués y sus oportunidades 🙂
Si te interesa el tema de la “alimentación para humanos”, dale aquí.