¿Tienes idea de la enorme cantidad de cosas a las que puedes dar gracias justo ahora?
Comida, cobijo, ropa.
Amigos, familia, compañeros.
Cariño, risas, sorpresas.
Ese momento de relax en la ducha, ese paseo bajo el sol, ese ratito en la cama antes de dormirte, ese confort al llegar a casa.
Tantas y tantas cosas que te hacen sentir bien, te dan seguridad, placer…
Algunas suelen ser obvias, aunque no solemos ser conscientes de ellas.
Pero es que otras directamente ni nos las habíamos planteado.
A veces necesitamos que desaparezcan para apreciarlas y darnos cuenta de lo mucho que significaban.
¿Te has planteado alguna vez escribir un cuaderno de gratitud? O notitas sueltas que vas guardando en algún sitio, lo que más te guste.
Si no te gusta el nombre, puedes ponerle otro.
Se trata de anotar en algún sitio todo aquello por lo que puedes sentir agradecimiento.
Desde lo más evidente y general como que tienes una vivienda donde cobijarte, a aquello quizá menos obvio pero que también está ahí.
Simplemente anota todo lo bueno que ves en tu vida en tu día a día. Cada detallito agradable.
Y no solo pienses en cosas tangibles, sino en todo lo que eres y experimentas.
Aunque puedas pensar en un principio que no hay apenas cosas de las que puedas sentirte afortunado cada día, créeme que sí las hay.
Cuanto más te pares a pensar y prestes atención, más verás.
Hay detalles tan simples…
Despertarte y darte cuenta de que sigues vivo y vas a poder disfrutar de tantas cosas.
Rodear esa taza caliente cuando hace frío y sentir cómo te reconforta.
Escuchar cómo afuera llueve sin parar, mientras tú estás confortablemente a cubierto dentro de tu hogar.
Ese susto que al segundo siguiente te hace reír.
Tener sed y poder abrir el grifo y beber.
Saber todo lo que sabes (aunque cuanto más sepas más te des cuenta de lo poco que es 🙂 )
Que existan personas en tu vida a las que te apetezca abrazar, y las que quieran abrazarte a ti.
Esa sensación de comodidad al ponerte la ropa de estar por casa.
¿Ves por dónde voy?
Detalles. Grandes o pequeños.
Un ejercicio alternativo
O complementario al del cuaderno o las notitas de agradecimiento es pensar, justo antes de dormirte, cuando estás ya en la cama, en todas aquellas cosas agradables o placenteras que has experimentado ese día.
Y da gracias por cada una de ellas.
Puedes añadir a la lista el seguir vivo o haber podido alimentarte y por supuesto el estar a punto de abandonarte en los brazos de un sueño reparador (deseablemente).
La parte chachi de escribir todas estas maravillas de tu día a día es que cuando estés de bajón puedes recurrir a ese cuaderno o esas notas, y recordarte todo lo bueno que hay en tu vida.
O incluso puede darte alguna idea de qué podrías hacer para sentirte mejor ^^
Estoy segura de que cada vez serás capaz de percibir más y más cosas buenas, y ello no puede más que alegrarte el día.
Así que cuando quieras, puedes empezar.
Total, por probar… 🙂